Comenzaré por dejaros este enlace sobre la importancia de los abuelos en la vida de sus nietos, aunque estoy segura de que veréis que no dice nada que ya no sepamos, pues es poco lo que se puede decir de ellos, los segundos papis!
http://bebesencamino.com/articles/la-importancia-de-los-abuelos-para-nuestro-nino
Como podemos comprobar en este artículo, la presencia de los abuelos en la vida de sus nietos es muy importante, no solo como figuras de apoyo hacia los padres del niño, que a veces se ven desbordados en compatibilizar trabajo y familia, si no lo que influyen sobre los niños en su desarrollo emocional. Los abuelos son esa parte más tierna y permisora en sus vidas, esa parte de experiencia, sabiduría y comprensión.
La verdad es que se podría decir tanto referente a ellos, que es difícil hasta de explicarlo. Así que os contaré mi experiencia:
Tuve la suerte de crecer rodeada de mis cuatro abuelos, cada uno de ellos me aportaron valores desde bien pequeña. Recuerdo los fines de semana, jugando con los vestidos antiguos de mi abuela Andrea, me sentía como la princesa de un cuento. Y ese olor a romero que olían sus cremas de las piernas, que se echaba después de comer, tantas mediodías de siesta con ese olor! Ella era una mezcla explosiva entre ternura y picardía, y creo que tengo mucho de ella. Mi abuelo José María me enseñaba como trabajaba con la madera, siempre estaba creando y me encantaba jugar con todas las herramientas. Aun recuerdo el aroma del chocolate caliente de por las tardes y ese viejo radio casete sonando con la canción de los pajaritos. Él es la persona más joven que conozco, en sus noventa años aun guarda a su niño interior. Es increíble! Pues tiene la capacidad de olvidar todo lo malo del mundo y sonreír cada día con su mirada más inocente! Es mi gran niño!
Mis otros dos abuelos son Encarna y Manuel. Mi abuela Encarna es la persona más buena que he conocido nunca, era bondad pura y parece que aun la escucho ofreciendo comida a todo el mundo. Ella quería que estuviéramos fuertes y hermosos, su obsesión era que todos estuviéramos bien alimentados. Hasta las personas que no conocía, era entrar en casa de mi abuela y cuando salias ya te había engordado dos kilos. Mi abuelo Manuel, era más "regaña", aunque con el tiempo se ha ido dulcificando, parece que fue ayer cuando corríamos por esas calles de la aldea del Pozuelo, cuando nos pilló a mi prima y a mi construyendo una casa de ladrillos y barro en el patio.
En definitiva, mis abuelos son una de las mejores cosas que tengo y tuve en mi vida. Ellos han formado parte de ella dando tanto amor, tantos recuerdos bonitos. Echo mucho de menos a mis abuelas y cada vez que puedo les escribo. Escribo a sus arrugas infinitas que eran la mejor caricia, a sus ojos sabios, a sus refranes y consejos, a sus cicatrices que las hicieron fuertes como árboles arraigados al suelo pero con sus ramas mirando al cielo.